Por su alto contenido nutricional, los Falafels son una alternativa maravillosa para el suministro de proteínas en las dietas veganas, y además su preparación es mucho más sencilla de lo que parece.
Mi primer contacto con el Falafel fue en Cali en un local de comida árabe cuando aún trabajaba en publicidad. Fue amor a primera vista, o mejor dicho amor a primer gusto. Desde entonces mi pasión por los falafels ha ido en aumento, cada vez que los preparo y los como, mi mente y mis papilas gustativas hacen un viaje al Bazar de Especias de Estambul o a la locura de la Plaza Yamaa el Fna en Marrakech, ese olor característico, esa mezcla de garbanzos con comino, cilantro, perejil y ajo los convierte en un camino de ida para todo el que los prueba.
El origen del Falafel es incierto, algunos lo localizan en la india, pero son los falafel de Medio Oriente los que todos conocemos. Tradicionalmente se preparan con una mezcla de habas y garbanzos, pero el que se popularizó en todo el mundo es el que tiene garbanzos como ingrediente principal. Algunas personas me han preguntado cuál es la diferencia de estos con una croqueta o albóndiga de legumbres. Pues bien, la diferencia es que en el caso de los falafel, los garbanzos no se cuecen, simplemente se dejan en remojo toda la noche para activarlos.
Por su alto contenido nutricional, los Falafels son una alternativa maravillosa para el suministro de proteínas en las dietas veganas, y además su preparación es mucho más sencilla de lo que parece.
Generalmente se sirven acompañados con una salsa de yogurt y menta otra opción es acompañarlos de hummus o tahine.
Pero si no tienes tiempo de preparar estas salsas, un mix de verdes y jugo de limón será suficiente.
Aquí les dejo mi receta que rinde para 20 unidades aproximadamente.
Ingredientes:
200 gr de garbanzos (dejarlos en remojo toda la noche para activarlos)
½ cebolla redonda blanca
2 dientes de ajo
2 ramas de perejil
1 rama de cilantro
1 cucharadita de comino
sal/pimienta
Preparación
Poner los garbanzos previamente remojados en una procesadora junto con el resto de los ingredientes, procesar hasta obtener una pasta homogénea.
Armar bolitas de 4 cm de diámetro aprox (yo suelo aplastarlas un poco). Ponerlas sobre una bandeja previamente engrasada. La forma tradicional de hacerlos es fritos en abundante aceite, yo prefiero hacerlos al horno y quedan maravillosos. Déjalos a temperatura media por 15 minutos y cuando formen costra dales la vuelta.
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